Era la primera vez que se organizaba una salida conjunta con
otros grupos de senderismo, “ Camiñantes” de Vigo, viejos conocidos nuestros, y “ En Ruta “ de Ourense , que en principio mandaron solo un "ojeador", este debió de comunicar buenas noticias que el segundo día se incorporaron 5 senderistas y último día aparecieron 4 más. Éramos 25 en el albergue más
los de Ourense que se alojaron en una casa de turismo rural. Todos
los resquemores que había de cómo saldría el evento, al final, quedaron
disipados, fue un éxito, es
agradable rodearse de gente que comparte
con uno la misma afición, cierta
complicidad por el respeto del medio ambiente, conocer flora, fauna, geología y lugares de interés comunitario de nuestra tierra, que hace que el senderismo sea algo más que la práctica de un deporte.
El Caurel aún no estaba en su clímax cromático, pero en su conjunto presentaba una bella estampa
que ya no nos sorprende, pero que nos sigue embargando. Son varios años acudiendo a estas tierras, quizás, las
que gozan de mayor aceptación de toda Galicia entre los aficionados a la naturaleza, por sus
contrastes, sus montes de suave
figura, sus inmensos "soutos", fragas o "devesas" de
bosques autóctonos, que desgraciadamente solo han quedado aquí.
Nos recibe Marta, que gestiona el albergue y que mantiene en buenas condiciones. Además nos provee de castañas y nueces.
En el mesón el Mirador degustamos unas cervezas acompañadas de autotapas ( las bandejas están al alcance de uno ) . Saludamos a Paco el Forestal, un andaluz que podría pasar por un amish americano, buen conocedor de los montes de la zona y de las rutas cerveceras.
Nos recibe Marta, que gestiona el albergue y que mantiene en buenas condiciones. Además nos provee de castañas y nueces.
En el mesón el Mirador degustamos unas cervezas acompañadas de autotapas ( las bandejas están al alcance de uno ) . Saludamos a Paco el Forestal, un andaluz que podría pasar por un amish americano, buen conocedor de los montes de la zona y de las rutas cerveceras.
De lo acontecido reseñar
que las rutas fueron elegidas de forma muy acertada. Se conjugaba
paisaje y lugares de interés, así como un equilibrio entre distancia y esfuerzo
para las mismas.
La primera prometía tanto que en los primeros compases de la
ruta los “locomotoros” se lanzaron y pasaron de largo en un cruce e hicieron unos 3 Km mas que el resto. Hay un
cuestión, a mi modo de entender, y
es que si la gente que va en cabeza se
pierde es un problema de ellos, por el contrario, si alguien de cola se pierde es culpa y
responsabilidad del guía. Por lo demás, la ruta fue completa y agradable, salvo
algún susto que se llevan los que van
despistados y confiados y no ven al “lobo
feroz “. Visitamos una de las aldeas mejor restauradas del Caurel, Seceda, situada en un alto, y contemplamos desde allí, a pesar de las nubes que amenazaban lluvia, el
discurrir del río Lor, así como los
pueblos a las faldas del Penaboa
y Pía Páxaro.
La cena para leñadores fue en Vilamor y se notó que el día
había sido duro. Todo lo que traían se devoraba: empanada, pimientos, truchas,
ensalada, caldo, mejillones, jabalí con
castañas, carnes asadas, y
postres. Y después de cenar, casi todo el mundo para la cama, menos los futboleros que se quedaron a ver terminar el partido del Celta, era tal el cansancio de algunos que ni se despertaron cuando los futboleros gritaron el gol de la victoria del Celta.
El segundo día vamos en dirección A Froxán, siguiendo el
discurrir del río Lor. A veces por cortados con balcones sobre el valle que
permiten disfrutar del paisaje. Llegamos a Vilar, junto a Xan, habitante solitario que sigue manteniendo su laborioso museo etnográfico y parece que el tiempo no pasa por él, ya sobrepasa los 90 años. Este se interesa por la ruta que estamos
haciendo y hace comentarios sobre las rutas que hay por la zona. Incluso se
permitió ridiculizar a los guías que tienen pasado por allí, " que están puestos por la Diputación y que no conocen la
zona y no tienen ni idea ". Discrepó con el nuestro y no compartió el trazado de la ruta. “Vaya guía
levades” soltó a los últimos cuando ya abandonábamos el lugar.
Pero en este punto hay que romper una lanza a favor de los guías y por el
nuestro en particular, la gente de las aldeas no entienden que se ande por
senderos medios perdidos y no abrazar el progreso y los avances de la civilización e ir por cómodas carreteras, siempre que preguntes en algún
lugar remoto te soltaran un “ ¡¡¡ ides mellor pola carretera !!!! ”, aún recuerdo que en una ocasión preguntamos a un parroquiano sobre
si el camino que llevamos tenía salida al río y este contestó “ en coche no”.
A la vuelta de Froxán tenemos que sufrir la parte mas dura de la ruta, en Vilamor celebran un magosto, y en el mesón acompañan las cervezas con bandejas con jamón asado. Es tan duro este tramo de la ruta que algunos abandonan al resto y se queda allí recuperándose a base de vino, cerveza y castañas. Y díó resultado, al llegar cerca de Folgoso nos estaban esperando.
Cena de leñadores de nuevo. Pero hoy el personal está menos cansados. Aún quedan fuerzas para que los ruteros de Ourense secundados por algún camiñante sigan de marcha después de la cena.
A la vuelta de Froxán tenemos que sufrir la parte mas dura de la ruta, en Vilamor celebran un magosto, y en el mesón acompañan las cervezas con bandejas con jamón asado. Es tan duro este tramo de la ruta que algunos abandonan al resto y se queda allí recuperándose a base de vino, cerveza y castañas. Y díó resultado, al llegar cerca de Folgoso nos estaban esperando.
Cena de leñadores de nuevo. Pero hoy el personal está menos cansados. Aún quedan fuerzas para que los ruteros de Ourense secundados por algún camiñante sigan de marcha después de la cena.
El último día se deja para hacer la ruta “Da Cubela” por los cañones del Sil, desde Augamestas. Allí
nos esperaban los refuerzos de” En Ruta”
llegados directamente desde Ourense , para equilibrar las fuerzas entre los tres grupos.
Cargando las
mochilas y bolsos de viajes para marchar del alberge, un perro comprueba que la mochila de un senderista no
está “bautizada” o que le “cheira mal”, el perro procede automáticamente a “bautizarla” ante el atónito
propietario de la misma.
La ruta es corta,
aunque para algunos no tanto. Discurre a
orillas del Sil, allí donde recibe al
río Lor, y nos lleva hasta los famosos
meandros de la Cubela. Fotos obligadas.
En la subida el grupo se alarga. Los locomotoros esta vez encuentran un obstáculo insalvable y optan por esperar al resto a la puerta del bar-tienda de Torbeo degustando unas cervezas. La
tienda conserva una estética de
época, con una distribución
ordenada, a un lado las cajas de ultramarinos,
en el centro las de calzado y al fondo
las de productos agrícolas. Decidimos parar todos y provocamos un shock
a los pobres señores, ya mayores, que
regenta el negocio, no dan abasto con tanta petición de cervezas, miel y sobre todo nueces, que tienen
que ir a buscar otro saco. La tarea es minuciosa, hay que ir llenando bolsas y
pesando en una báscula de pesas.
El regreso es cuesta abajo y no presenta mayor problema,
bueno si, hay la posibilidad de adentrarse en el majestuoso bosque, pero la
mayoría sigue la ruta oficial y marcada, subiendo solo varios hasta San Lorenzo
y disfrutando del espléndido bosque.
Al bajar y llegado al
punto de salida algunos ya han marchado. Como no fue posible despedirnos de
todos vaya desde aquí un cordial saludo, no veremos en futuras rutas.
Por último, felicitar a María “Faladora” por el coraje
mostrado, supone una hazaña personal volver a salir y hacer la ruta y sin haberse quedado atrás. Sigue
así ¡¡¡
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