CRÓNICA SALIDA 223

Picos de Europa ( Asturias - León) del  28/04  al  01/05/2017

Día 28/04/2017. Llegamos justos para la cena, la idea era que cada uno cenase por su cuenta porque las horas de llegada serían dispares, pero como coincidimos casi todos, cenamos en grupo.

Durante la cena se comentan anécdotas y alguna importante: a uno de los congostreños que conducía el coche de “la nueva”, lo pararon en un control de tráfico. Cuando se acerca el policía y le pregunta: ¿Ha bebido? El congostreño, que es un profesional de la carretera y se las sabe todas, contesta: Sí, deja unos segundos para que la información fuese procesada por el policía sorprendido por la sinceridad, y añade… y tomé un bocadillo. El policía hace un gesto de sorpresa y le dice: siga. El policía debió pensar: ¡Ah coño!  Entonces vas a llenarme de migas el medidor, pues pirando…

Moraleja: si te paran en un control de alcoholemia y has bebido, acuérdate de añadir “y tofé un focadillo” farfullando y salpicando de migas la cara del agente.


Día 29/04/2017 Urriellu.

Nos levantamos temprano. La pateada del día fue cambiada por cuestiones climatológicas. Nos dirigimos a Poncebos,  principio de la muy conocida senda del Cares,  entre otras rutas,  pero nosotros optamos por la mas dura. El Urriellu, mas conocido por el Naranjo de Bulnes.

Sobre las diez, tomamos la ruta del Urriellu desde el Puente del Zardo y comenzamos la competición con las cabras. Subimos durante una hora y hacemos la primera parada para ventilar. Quince minutos más tarde llegamos a la Villa de Bulnes. Este pueblecito está compuesto por dos bares y alguna casita. Los bares ya contaban con nutrida clientela.

Desde este punto, el grupo se divide. Los titanes (1)  van por la vía más dura, los mortales por el sendero original. Durante algún rato se van saludando a lo lejos los miembros de los dos grupos con gritos montunos.

Un tal Bano, debía tener una panadería y un letrero aconsejaba ir por allí. En el letrero se leía: PANDÉBANO (1h.15min.) Durante la subida, unas vacas nos cortan el paso y después de unos intentos se apartan y nos muestran sus culos con indiferencia.

Con el Picu en horizonte seguimos subiendo y resoplando hasta llegar a una campa con unas bucólicas casitas sobre un prado en desnivel y unas vacas adaptadas,  es la majada de La Tenerosa. Nos tomamos el plátano y reponemos agua en la fuente de una casita para continuar subiendo. En la parte más alta de la campa, nos reagrupamos al abrigo de los muros de una ruinosa casita. Creíamos que estaba deshabitada pero más tarde supimos que no era así. Unas sospechosas manchitas saltarinas la habitaban.

Continuamos hacia el Urriellu sin la intención de reagrupar, cada uno iba subiendo según sus fuerzas hasta llegar a la hora de regreso. No se puede quedar en la montaña hasta tarde porque puede complicarse la bajada.

Dos congostreños que habían quedado con los mortales, se suben a una moto virtual y van desapareciendo en el horizonte, los demás se reparten entre los que se quedan y los que caminan hasta dónde puedan.

El camino se va haciendo cada vez más duro, frío y nevado. Los de la moto llegan al refugio sobre las tres menos cuarto. Uno se queda a la espera de los titanes y el otro baja para ir reagrupando y bajando con los rezagados, pero a los pocos minutos aparece una pareja de fortachonas que también querían hacer cumbre. El resto había desistido.

De los titanes  supimos que la subida era más dura de lo que habían pensado. Subían unos metros, apoyaban las manos en las rodillas y miraban al suelo. No buscaban nada, estaban cogiendo aire. Me pareció entender que el que iba delante debía tener una pila en mal estado y le dio un calambre mientras abría camino en la nieve de una ladera. La única congostreña que los acompañaba, tenía pilas nuevas y continuó la labor.

Una vez reagrupados en el refugio de Urriellu, los de las dos subidas, felicitan y toman sustento para reponerse. Antes de bajar, se hacen fotos conmemorativas de la subida.

El retorno es más rápido, pero no menos costoso. Las piernas van por su cuenta y las botas también. Algunos bajan con las botas, otros con el culo.

Nos reunimos todos en el punto de inicio, justo en un bar del pueblecito de Villa de Bulnes, degustando una cañita fresquita. Si no fuese por estos momentos… no merecería la pena el dichoso monte.

Cuando llegamos a los coches ya no había ninguno más que los nuestros. Serían sobre las ocho de la tarde, pero aun había luz. Quedaba una hora hasta la ducha y la cenita.

La mesa estaba dispuesta en “L”. Alguien sugirió que mujeres hacia un lado y hombres al otro. Craso error, al que se le ocurrió no conoce las costumbres de las féminas. Era imposible hacerse oír. Mantenían conversaciones a tres y cuatro bandas, como son multifunción…

El servicio es impecable. Rápidos, eficaces, dispuestos y siempre con una sonrisa en los labios.


Día 30/04/2017: 

Arcediano-Jocica. Hacemos la caminata que teníamos para el día anterior y habíamos cambiado por motivos climatológicos. También salimos sobre las diez de los coches. Apenas a un kilómetro del inicio del recorrido, comienza a llover. Tres congostreñas con miedo a encoger se dan la vuelta. Otra se vuelve remolona y patalea en el suelo: “yo no quiero ir”, dice al último que cierra el grupo. Éste le contesta como lo haría un pastor a una oveja remolona: “pasaaaa parribaaaaa”. La protestona va subiendo haciendo pucheros…

El paraguas no nos abandona durante casi todo el recorrido. Tuvimos todas las versiones de clima: lluvia, sol, viento, niebla y nieve.
Llegados a una parte alta, comenzó a nevar, justo igual que la otra vez que estuvimos. No la vimos, pero estoy convencido que tienen un resorte que al detectar intrusos, se activa y se pone a nevar. Son muchas casualidades.

En  la Senda del Arcediano, en el Collado Angón, hacemos una parada para tomar el plátano; mientras comíamos, un congostreño sin culo (por eso no puede permanecer sentado), se mueve entre las rocas y grita: “las encontré”. Dijo que había encontrado unas gafas que había extraviado cinco años antes. Todos le creyeron (pringaos). En la cena desmintió la bromita.

Llegamos a la Majada de Toneyo que, como todas en estos parajes, están preciosas de ver pero imposibles de subir. Conseguimos atravesarla hacia arriba y llegar a la frontera entre Asturias y León. Esta frontera está delimitada por un muro de piedra envidia de “Trump”. Tiene una cancilla de hierro atascada con unos “pedrolos” de la parte de León. Esto permite deducir que son los leoneses los que no quieren nada con los asturianos, ¿o no?

Permanecimos poco rato en la frontera, apenas lo que tardamos en cruzar unas palabras con otro grupo que coincidió en el mismo sitio. Conocían el terreno, incluso el punto donde había cobertura de móvil. Aquí dos congostreñas cuyo chasis ya no resistía, fueron endosadas al grupo ya amigo. Eso sí, con el encargo de no dejar mal a los compis. (Según supimos más tarde, un encanto de personas, muy considerados).

Sobre la una y media, llegamos a un hayedo. Nos sorprende que estos árboles crezcan integrados en las rocas. Salen de entre sus grietas y van incorporándose con sus raíces incluso con las mismas tonalidades.

Unos decían que era una cuestión de magia del lugar, otros que era una característica de estos árboles. La explicación es algo más sencillo: los árboles adultos van soltando la semilla, en forma de bellota,  en su área de influencia, y estas caen por todas partes, incluyendo las grietas de las rocas. Ahora se produce el milagro: los animales, comen todas las semillas que encuentran, y sólo permanecen a salvo las que han caído en las grietas de las rocas.

Sobre las dos y media comenzaba a berrear el famélico, estábamos llegando al refugio de Vegabaño. Algunos se tomaron un plato de sopa caliente otros un frío bocadillo. Los regentes del refugio se quedaron asombrados de la carga de estrés que había por terminar… a la salida, media hora más tarde, comenzaba a nevar. Salimos en dirección a Carombo.

Pasábamos por la ladera de una montaña, donde discurre a sus pies el rio Dobra, cuando comienza a nevar hacia arriba. Este milagro se debe a que el viento del valle levanta los copos y los mueve en remolino. Un congostreño se queda viendo el curioso efecto y pisa una piedra resbaladiza. En una mano el paraguas, en la otra un bastón: Abre los dos brazos y levanta una pierna, realiza un baile ritual para parar con el culo entre las hojas mojadas del suelo. Un compañero que venía más atrás haciendo fotos, capta el momento justo del ritual. Unos kilómetros más adelante lo repite, con una nueva versión.

Sobre las seis menos cuarto, estamos a la altura de la Presa de La Jocica que contiene al río Dobra. En un alto, se toman represalias a la falta de tiempo de la comida y se hace una sentada para tomar el resto del plátano que no dio tiempo a comer.

Nos dirigimos a central eléctrica de Restaño. Llegamos al coche que habíamos dejado antes para no tener que subir dos kilómetros por un camino de cemento. Daban las siete menos veinte cuando llegamos al Collado de Argón, punto de salida. Los conductores vuelven a recoger al resto. Mientras dos congostreños hacían tiempo, una  congostreña se aparta para aliviar la vejiga. Justo en ese momento alguien grita, !! mira,  una guarra !! La pobre se siente ofendida, pero es que  allí  mismo, muy cerca,  había una cerda con sus cerditos que había levantado la admiración del congostreño.

La bajada con los coches fue una odisea, íbamos sobrecargados y cansados. Llegados al punto de cruce, un congostreño observador dice: “para, para, es por ahí”, mientras indicaba el camino de la izquierda. El conductor hace caso omiso y continúa detrás del que iba delante. Casi entramos con los coches en un horreo del pueblo. Tuvimos que parar para asegurarnos de que había salida. El congostreño observador no desaprovechaba la ocasión para comerle la oreja al conductor con una sorna que domina a la perfección.


Día 01/05/2017: Los Lagos de Covadonga.

No pudimos ir a los Lagos porque era festivo y no estaban abiertos al público. Decidimos hacer una facilita para estar en el restaurante a la hora de comer.

Pasaban de las nueve y media cuando comenzamos a subir a unos metros del restaurante. La cuestecita no tiene nada que envidiar a las del Urriellu. El caminito está poco frecuentado y la vegetación campa a sus anchas. Subimos durante una hora y en un cruce de caminos con las cancillas abiertas, comenzamos a bajar. Nos paramos en un prado tirados al sol. Una moto era el único ruido que interrumpió nuestra paz. Seguimos bajando. Ante la duda, preguntan a un vecino que subía en un todoterreno. Debimos entender mal, porque después de bajar una empinada pendiente, nos topamos con una silvareda infranqueable.

Una vecina, que estaba percatándose de nuestro error, nos hace señales con la mano, indicando que retrocediésemos. Lo hacemos a regañadientes con la típica frasecita del pastor: “los últimos serán los… que se descojonen”.

Tomamos el plátano en un mirador dotado de una fuente. Hacemos varias fotos de grupo. Bajamos por un sendero entre prados, paralelos a la carretera. Pasaban de las doce y media cuando llegamos al restaurante, justos para la ducha y la comida.


Después de los abrazos, besos y despedidas…
Desde aquí… cada mochuelo a su olivo,

¡Hasta la próxima! Agur…


(1) Los titanes, según la mitología griega,  fueron los primeros dioses que reinaron en  el  Olimpo. Los mas conocidos son Gea ( Tierra )  Urano  (Cielo ) y Cronos ( Tiempo).

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