CRÓNICA PATEADA 252


Forcas (Ourense) 03/11/2018

No era frente al puesto de rosquillas, ni en el bar Pepe.  Encontramos a los primeros pateantes, dando patadas a unos erizos para sacarles el fruto. Estaban bajo un castaño y apenas levantaron la vista.
Casi sin saludos, solo con la mirada y gestos, ya se comunican. Salimos ya pasados diez minutos de las diez. Pronto tomamos sendero transitable libre de asfalto. Íbamos de miranda. Llegamos a la media hora a un pueblecito llamado “A Miranda”, cuatro casitas se dejaban ver, habitante ninguno.
Los carteles anunciaban la presencia de aves: córvidos, paseriformes, rapaces (y rapazas), pero no vimos na de na, seguro que estaban ocultos. Lo que no se ocultaba a la vista del caminante, era una hendidura entre montañas por donde circulaba un buen regato que lo disputan entre el Sil y el Mao.  También querían destacar orgullosas, algunas setas coloridas (amanitas) y alimentarias (boletus) que asomaban entre las hojas ya marchitas.
Al paso por el barrio do Cruceiro, subimos por un estrecho sendero en busca de la necrópolis de San Víctor, pero no aparecieron ni Víctor ni las nécoras. Lo primero que destacaba en el camino era una frondosa “higópolis”, que aprovechó un congostreño para escudriñarle los últimos higos que le quedaban.
Dado que ese camposanto quedaba a desmano y que coincidiríamos al regreso por el mismo sendero, nos desviamos entre campos de cultivo y pequeñas casas. Llegados a la plaza mayor del pueblo de San Lorenzo, (cuatro casas) notamos la falta de dos congostreños que no tenían interés en las almas y no siguieron al grupo. El guía intenta la localización telefónica, con la suerte de tener cobertura, que no siempre la hay. En el momento de comunicarse, se producía cierto eco que oía todo el grupo sin necesidad de teléfono. Estaban hablando entre ellos con apenas tres metros de distancia separados por una vieja pared. Los demás, que gozaban de la visión de los dos interlocutores, se preguntaban si era un diálogo de besugos o alguna obra teatral espontánea.
Bajamos por el centro del pueblo, por un camino hormigonado hasta la ladera del río. Al llegar a la entrada del pueblo, nos advierten de que una congostreña, muy emotiva, se hizo daño en el corazón y solicitaba atención. Con un par de tiritas, se le dio remedio al dedo lastimado. Continuamos a orillas del Río Mao. Parece un regato visto de lejos. Un barco de recreo lo recorre dejando una estela a su paso.
Subimos río arriba hasta la zona del salto hidráulico del Mao. Confluían junto con el río, gente despistada que se dejaba los enseres por el camino. Una buena señora iba recogiendo y colgando a la altura de la vista: una bolsa, un saco… Es sabido por todos, que si pierdes algo, eso rebota y va a parar colgado a dos metros del suelo, por lo que si encuentras algo que no es tuyo, deberías colgarlo a la altura de la vista para ayudar al propietario que lo busca.
Este sendero nos lleva a los pies de una gran pasarela de madera. No lo tomamos, cruzamos el puente sobre el Mao y al otro lado, nos tomamos el plátano, luego continuamos por el sendero “A Teixeira” con intención contemplativa desde un mirador. Fue en esta zona, donde un lugareño, mantuvo un coloquio con el grupo, sobre la idoneidad o no de recolectar frutos por el camino.
Volvemos sobre nuestros pasos, para continuar subiendo por la larguísima pasarela de madera. Hay gente que viene específicamente para recorrer este puentecito de un lado a otro. Una masa de congostreños se fotografían en pose de postureo para foto grupal.
Al final de la escalinata de madera, se encontraba el “Albergue a Fábrica da Luz”. En las proximidades, había unas mojadas mesas de madera, que tomamos para zampar los bocatas. Una voz en off nos comunica que las mesas son para clientes del bar, y nosotros desembolsando los bocatas, no teníamos pinta de clientes. ¡Qué razón tenía! No le compramos ni las cervezas, nos fuimos para unas piedras a la salida y allí, tan ricamente, nos comimos los bocatas, y algún suertudo se tomó una cerveza.
Continuamos sendero arriba para volver a confluir en San Lorenzo, justo debajo de un nogal cuyos frutos están, ahora, secos en el suelo. Ese pueblecito donde un par de actores realizaron una comedia telefónica.
Ahora sí, ahora nos dirigimos a ver la Necrópolis Medieval. Se trata de unos hoyos en las rocas a ras del suelo que alguna vez contuvieron carne. El lugar evoca sugestión, y una congostreña afirmaba ver perfectamente los cuerpos ocupando las cavidades rocosas. Subimos todos a la roca más alta, para tener perspectiva sobre los hoyos excavados en piedra.
Continuamos subiendo por el sendero hasta el viejo canal, que ahora sirve como sendero. Para dar ánimos, el guía nos promete que a partir de aquí, solamente queda sendero llano y descendente, así que recorrimos gran parte del antiguo canal y llaneamos cuesta arriba hasta el nuevo. El nuevo estaba más limpio, pero el sendero que lo recorre, era mejorable.
Llegados a un punto del reluciente canal, del que acababan de soltar el agua y acumulaba altura, se presenta una dicotomía: retroceder doscientos metros para ver un prodigio arquitectónico romano, o continuar llaneando cuesta arriba. La gran mayoría fuimos a ver el puente romano. Se aprecia mejor desde abajo que sobre él. Se trata de un único arco de medio punto con una bóveda de cuatro metros y medio.
Los fotógrafos, necesitaban un elemento real para crear una perspectiva. Se les ocurre pedir al único congostreño camuflado, que se ponga en lo alto del puente. No sé cómo resultaría el experimento.
Salimos tras los desertores, caminando sobre los falsos llanos, hasta Forcas. Nada había cambiado. Los primeros estaban dando patadas a los erizos para arrancarles el fruto.
Las cañas tuvieron que ser en un bar de carretera. Debió ser por la voz en off, que algunos se tomaban el resto del bocadillo a escondidas bajo la mesa. Cervezas y café, sí, pero tapita… no, tapita no.
Quedan dos horas de carretera y poca luz, así que casi sin bicos ni abrazos…
Cada mochuelo a su olivo.
¡Hasta la próxima! Agur…

1 comentario:

Unknown dijo...

Como siempre una bonita crónica Miguel...estoy pendiente de que haya una pateada un poco adecuada para los que estamos menos "canchas".