CRÓNICA MINAS DE BRUÉS

 

Boborás – (Ourense) 05/09/2020.

Salimos de Brués, diecisiete bípedos y un cuadrúpedo, justo al lado de una tienda para pillar bocata.

Nos dirigimos directamente a las minas de oro. Dicen que se han realizado sondeos y estudios en estas minas para verificar si es rentable la extracción del oro diseminado en los filones de cuarzo. En el pasado  también se extrajo arsenopirita. Nosotros no vimos nada de nada, ni para un aro de boda.

 

Fuimos pasando por las puertas de muchas galerías. Nos detuvimos en una y algunos entraron. Había un profundo pozo con agua al fondo. Tiraron piedras para determinar su profundidad. Alguien pensó en alto: “se puede esconder un cadáver y nadie lo encontraría”. Se hizo un silencio y luego se bromea con lo ocurrente del comentario.  Al salir, uno de los presentes entraba y salía en todas las bocas como hacen los perros de caza cuando saben que hay una presa dentro. ¡Si falta alguien buscar allí!

 

Continuamos por la ladera hasta el margen del Río Viñao. Había una serie de molinos que necesitaban inversión. A medida que nos distanciamos del río, en los caminos soleados había unas moras que acaparaban nuestra atención. Puro viciol

 

Paramos en un mini pueblo  que constaba de casa y molino, éste estaba en mucho mejor estado, parecía incluso que se había usado hacía pocos años. Cerca de ese pueblecito, creo que era “Eirado do Penedo”, a los pies de unos hórreos, nos tomamos el plátano y, alguna congostreñamás cosas.

 

Entramos en un pequeño túnel para cruzar la calle, en la oscuridad, un gracioso emite un fuerte grito con intención de asustar al grupo. No le salió bien, todos comenzaron a hacer ruiditos y aquello se convirtió en un concurso de ruidos.

 

Visitamos la Iglesia de San Julián de Astureses de estilo románico del siglo XII. Las tumbas siembran el terreno que rodeaba la iglesia. Da un poco de canguelo.

 

Cruzamos las vías del tren para ir a la Iglesia de Santa María de Xuvencos. En su escalinata nos hicimos la foto de grupo, unos con mascarilla y otros sin ella.No entramos en la iglesia, fuimos hacia un bosque de robles, cruzamos el Río Pedriña para dirigirnos a AAlmuzara. Allí nos esperaba Casa Ramón, con unas cervezas fresquitas.  Unos utilizaron las sillas de la terraza, otros más montunos prefirieron la sombra de los árboles.

 

Cruzamos la calle para dirigirnos aXuvencos. En un puente llamado “A Ponte Vella de Brués, se produce una estampida hacia el río, como si saliésemos del desierto. Los que no se bañaron, continuaron camino hacia la fuente termal de Brués. Desprendía un olor a  huevos podridos. Como se dice que es medicinal, algunas se descalzaron y metieron los pies en la fuente consiguiendo cambiar el olor,  ahora es a huevos con queso.

Una congostreña con los pies sumergidos, avista un batracio:

-          ¡Ah, un sapo! Grita.

-          ¡Dale un beso, que se convertirá en príncipe! Le consuela alguien.

-          Seguro, es más fácil que me convierta yo en “sapa”. Responde la asustadiza.

 

El puente de “poldras” lo habían modernizado, le habían añadido unas grandes planchas de piedra que lo hacían más seguro, pero menos bonito. En este puente hicimos la segunda foto de grupo.

 

El resto de camino se hace a orillas del río, salvo tres integrantes apresurados que tomaron un atajo por asfalto para ganar tan solo diez minutos.

 

Las cervezas finales se tomaron en el bar Carballeda, cerca de los coches.

 

En un momento dado, surge la expresión tan gallega: “O carallo do 29”.

Hay varias teorías:

1.- La Ley Electoral de la Restauración, en 1907, en el artículo 29 preveía que cuando en un distrito (concejales y diputados), el número de actas a cubrir fuese igual que el de candidatos, no se celebrasen comicios, sino que los candidatos presentados fuesen proclamados automáticamente (polo carallo 29). Los caciques lo tenían muy fácil: se ponían de acuerdo entre sí, repartiéndose los distritos, y amedrentando a los contrincantes. Al preguntar a un paisano el porqué había resultado elegido el cacique del pueblo si nadie lo había votado, el paisano, después de rascarse la boina, pegar una chupada al pitillo de liar, y escupir en el suelo los restos de tabaco, decía "Polo carallo 29", es decir, ni idea

 

2.- Otra más gráfica la hace coincidir con un bolardo de piedra con forma de pene, que se encuentra en el centro de Santiago, al norte de la catedral en la zona vieja, justo en la esquina de la calle San Bieito, perpendicular a la calle Travesa, que, aunque acaba en el número 27, si continuase nos encontraríamos en el 29 con el citado bolardo. Como está situado en la esquina interior del cruce, todos tropiezan con él y por eso se hizo tan popular. ¿Dónde rayaste el coche? ¿Con qué hiciste ese moratón en la pierna? Estas y otras preguntas se contestan con “O carallo 29?

 

3.- La más seria es que las esquinas de las calles del centro de Santiago estaban protegidas por bolardos de piedra para evitar que dañasen las casas al pasar con los carros de mercancías. Su forma era de un cilindro rematado con un copete. Al pasar un turista chino despistado con su cámara y calzando unas sandalias, le da una patada y exclama improperios en chino. Al ser socorrido por un lugareño el chino le dijo “me golpeé con piedla”. ¿La pequeña? Preguntó al chino. No, glande, le contestó. Y  un cilindro con un glande en la parte superior situado en el hipotético número 29…

 

Consejo, si vas hasta allí, no te sientes encima, puedes ser víctima de un paparazi que te haga sentir incómodo toda la vida. Por la foto ¡eh! Por otra cosa… si tú quieres también.

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