CRÓNICA PATEADA 102



Día espléndido para nuestra salida de Congostra a terras portuguesas, en Grijó, tierra que pertenece a la freguesía de Arcos de Valdevez, lugar bonito dónde los haya y que tantos momentos buenos nos ha dado.

Hacía un frio de esos que se sienten, pero el sol invernal dedició hacernos compañía y bien que lo agradecimos. 20 congostreños en esta ocasión, dos congostreñas que repetían, la última vez que nos acompañaron fue en nuestra masiva salida a Ons, y tres congostreñas que probaban a hacer pasos conjuntos por primera vez. El resto de las tropas ya nos conocemos bien, entre ellos mi querida Josefina, a la que hacía tiempo que no veía, Carmen, que también llevaba unas cuantas salidas sin venir, y Cheli, nuestra todo terreno que pisa con sandalias, aunque últimamente se ha apuntado a pisar con botas los caminos. Siempre me alegro mucho de verlas y de compartir camino y conversaciones con ellas. Faltaba Meli, pero parece que para verla vamos a tener que ir a probar sus delicias culinarias ya que está ocupada en montar una tapería nueva en Vigo. Desde aquí vamos a desearle un comienzo óptimo en ésta aventura hostelera que emprende.

Empezábamos nuestra caminata con el buen rollito que caracteriza a Congostra, con el buen humor y la alegría del reencuentro, la dificultad en ésta ocasión no sería mucha y daba opción al diálogo y al disfrute de un camino en el que el bosque y el agua nos regalarían vida y sonidos que siempre agradecemos y sabemos apreciar. Atravesando el bosque llegamos a Miranda, pueblo bonito y tranquilo, con una iglesia que nos recibe a la entrada, de unas dimensiones nada despreciables para lo pequeño que es el pueblo. Allí nos detenemos para tomarnos un café calentito que el cuerpo agradece. El dueño del bar nos recibe contento, tanta tropa!!, y llama a su mujer para que le venga a ayudar pues no están acostumbrados a tanto gentío por ahí. El hombre nos habla de su reciente viaje a " Washington ", cosa importante por lo que parece dado el bombo que le daba!!, pero a las tropas congostreñas les interesaba más el precioso líquido caliente y el sol que nos esperaba a la entrada del bar, y allí nos tomamos los cafés, al ritmo de compartires sonrientes, de bromas y de chanzas, con los ánimos distendidos y algún que otro resbalón a la entrada del bar, con el suelo mojado del frio mañanero de éste sábado.

Continuamos camino atravesando Miranda por congostras bonitas y empedradas, bostas de vaca, agua encharcando las botas y barro lodoso impregnando de huellas varias el camino, testigo de nuestros andares. Vilafranca nuestro rumbo y entre Miranda y éste, nuestros pasos, nuestros alientos, nuestros compartires y los distintos disfrutes desde cada uno de lo que estábamos viviendo. Cómo siempre, Manolo en la retaguardia, y en ésta ocasión de un humor más excelente si cabe de lo habitual en él, tanto, que muchas de las tropas congostreñas, entre ellas ésta cronista, se quedaba atrás para recibir ese humor que levantaba las carcajadas de los compañeros. Menudo trío el formado por Manolo, Miguel y Carri, tres buenos elementos sacando gracias que levantaban la sonrisa. Marian parece que sabe apreciar esos momentos muy bien porque por ahí andaba también, recogiendo algo tan nutritivo cómo una buena carcajada.

Nuestro amigo Pipas haciendo de las suyas, disfrutando del camino a su manera, correteando por doquier y esperando la ocasión de encontrarse a su vida animal preferida, ovejas y cabras, mientras Patri le llamaba con ese tono tan característico de ella y que ya todos conocemos tan bien, y acompañada de su habitual sentido del humor con un toque de sorna que en ella, queda muy bien y que en otros tal vez no pues es algo de ella muy propio.

Llegada a una Fervenza preciosa, abundante, regalo de agua espléndido. Zalo y Ramón se animaron a sentir todo el fragor de ese caudal muy de cerca, los demás parece que no estábamos por la labor del momento aventura y algunos nos acercamos lo más que pudimos, otros se quedaron abajo, al lado del río, unos descansando y reponiendo, otros charlando. Cómo había unos rayos de sol calentando, allí decidimos quedarnos a comer, cada uno buscando el amparo de un muro para apoyar nuestras espaldas. Momento relajado antes de seguir nuesta andaina. Postres varios, chocolates, galletitas, café caliente e infusión. Quien da más señores!!, y al aire libre de un día en el que el sol invernal se agradecía tanto. Allí, una sobremesa en la que se habló de nuestra siguiente salida, a Zobra, momento cuadraditos, qué pasa con Quique y su oferta para o Caurel?...., desaparecido en combate, nadie sabe nada...... Momento también de felicitaciones a Carri, ha desbancado a Víctor!!!, enhorabuena querido, menuda odisea la tuya, tantos años de caminatas constantes y fieles a Congostra, eso dice mucho de quienes somos y del aprecio a lo que hacemos.

Seguimos caminata bonita. Momento bajada a un barranco en dónde la atención se hace necesaria, mientras los que ya están abajo esperan cómo si estuvieran viendo una peli divertida, el momento caída, jeje....., si es que somos unos cachondos, Maria José comenta que ante tanto público en espera de caida divertida ya la está poniendo nerviosa. La bajada se resolvió sin problemas y con culos varios reflejando las huellas del deslizamiento hacia abajo en las manchas de los pantalones, buen espectáculo visual!!.

Pasando por Vilafranca nos encontramos a unas paisanas trabajando la tierra, contentas de romper su rutina viendo pasar al grupo multicolor de caminantes, incluso posaron para ésta fotógrafa, bien colocaditas ellas, sonrientes y dispuestas. Volvemos al bosque, completando la última parte de nuestra salida, volviendo a Grijó sin prisa pero sin pausa. Momento vaquita mamá en el camino protegiendo a su retoño, que nerviosa se puso la pobre ante tanto alboroto de voces y pasos de las tropas congostreñas. La situación se resolvió bien al final, y todos pudimos seguir camino. Un último ascenso con vistas maravillosas a la Peneda, sus montañas a nuestra izquierda, poderosas, llamando a los que sabemos de sus secretos y paisajes, instalando una sensación calentita de tan grata en el corazón, agradecidos de su visión en el horizonte. Y llegada a Grijó.

Nuestra aventura terminaba por hoy, aunque todavía faltaba una última parte, parada en un bar a compartir cafés, chocolates calientes y a saborear el calorcito del local. La dueña no sabía lo que es el estrés, la mulleriña iba a su ritmo, uno por uno, atendiéndonos. Hubo un momento en que nos dijo que se quedó sin tazas así que hubo que esperar turno para degustar el líquido calentito que pasaría a unos estómagos agradecidos. Y Carri invitándonos a todos con motivo de la celebración del ranking duramente conseguido, a base de asistir a cada salida de Congostra con esa constancia y fidelidad. Allí nos despedimos hasta la próxima. Esperando seguir compartiendo presencias, caminos y vínculos de amistad.
Salo. Enero de 2010.

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