Val de Parada de Achas (A Cañiza) 15 -06-2013
Salimos sobre
las nueve con la intención de no padecer las inclemencias del sol. Al
contemplar el esplendor del día, dos conductores decidieron comprobar las
distintas entradas a Franqueira. Una vez convencidos de cuál era la mejor,
tomaron la misma que el resto.
Veintidós
congostreñ@s tomamos el camino conocido como “Camiño da Raíña”, sendero
histórico, cuyo nombre le viene dado, por haber sido vía de tránsito de la
reina Dña. Urraca, desde tierras de Castilla al Monasterio de A Franqueira.
El sendero nos
dejó en “O Formigueiro”, donde abrimos la primera cancilla de las tres que
pusieron al campo. Nos recibe una aburrida vaca cuyo cometido era picar la
entrada, pero estaba tan despistada que nos dejó pasar. El camino transcurre al
sol por la ladera de la montaña. En “o Moiño Arendo”, a la sombra de un parque,
nos tomamos el primer tentempié. El molino tiene la característica de poseer un
sistema peculiar de entrada de agua. Consiste en un tubo cilíndrico vertical hecho
de piedra y que entra por tejado.
Sumergidos ya
en zona de bosque, el camino es agradable, pero no siempre fácil. En alguna
ocasión el agua dificulta el paso. Se realizan varias paradas de
reagrupamiento. El río nos acompaña la mayor parte del camino.
Un pueblecito
con un portal de arte alternativo nos esperaba. Tenía forma de torre de varios
pisos. Otras cancillas eran más modestas. Unos somieres cubrían el hueco. Una
incluso era de láminas de madera.
Volvemos al
valle con nuevo afluente del río Deva y seguimos por su orilla. El camino
estaba perfectamente marcado. Se acercaba la hora de comer. L@s veintidós
pateantes se extendían sobre muchos metros. Unos no se veían a los otros. Al
llegar a una zona donde dos artesanales puentecitos cruzaban el río, se
abandona la seguridad de las marcas. Nos desviamos a un lugar sombreado cercano
a un bar. Una nueva congostreña vaga dudosa con dos cervezas en la mano en
busca de un congostreño para invitarle. Creíamos que estábamos todos, pero no
era así.
Se inicia el
protocolo de emergencia. El congosgreño mejor dotado para el rastreo vuelve
sobre los pasos. Por cuestiones estratégicas no conocidas se desprende de su
propio móvil y lleva el de otra compañera. La cobertura es perfecta, pero solo
desde el bar.
Pasada casi
una hora, conseguimos noticias: el sacrificado congostreño volvía para tomar
sustento. Con evidentes síntomas de cansancio nos cuenta que los des-Carri-ados
habían perdido la conexión visual y habían continuado por el sendero. Quedaron
descansando unos kilómetros arriba, mientras nos volvíamos a encontrar.
Volvemos al
camino todos juntos. Tenemos ocasión de aprovechar alguna zona del río Calvo
para que algunos congostreños se refresquen. Nos encontramos con la vaca de los
tickets a la salida del camino. Cerramos todas las cancillas y continuamos
camino. La tortilla enfriaba.
Solo
diecisiete sucumbieron al aroma del chorizo frito, el jamón curado y la
tortilla.
Al salir, la mayoría se sentaba en la acera, al sol,
como impregnándose del ambiente pueblerino. Allí no corre el tiempo.
Hasta
la próxima. Aburiño…
No hay comentarios:
Publicar un comentario