Pateada Leiro
Cómo de costumbre nos reunimos en las
Almas Perdidas. Hicimos recuento para ver como nos acoplabamos en los vehículos
y eramos 14, pero llegados al destino
solo estabamos 13, el espiritu de algún congostreño se debió acercar a las
Almas Perdidas y después desaparecer sin que nadie se diera cuenta.
El día prometía calor, bastante para la
época en que estamos y no nos defraudó.
Iniciamos la ruta en Leiro, subiendo por
el camino real en dirección a Pena Corneira, aprovechando los caminantes para
realizar el abituallamiento de fruta de
temporada : higos, moras y uvas, que la naturaleza pone “generosamente” a
nuestro alcance.
En Paredes el guía hizo una parada y dijo que nos ibamos a desviar para ver una iglesia famosa. Allá marcharon todos menos el controlador de retaguardia que aprovechó la parada para darse crema solar. Cuando este continuó se encontró al grupo que ya venía de vuelta, por lo que interpretó que la iglesia estaba cerca, y no se enteró de lo que el guia le decía, ¿ que adónde iba ?, que por allí no era. Pensó que era una broma, por lo que siguió y trato de buscar entre los distintos espacios que encontró en el monte donde se podía encontrar la iglesia, igual se trataba de una pequeña capilla ?. Harto de buscar volvió sobre su pasos y no encontró a nadie, todos habían entendido que se había enterado de que el camino no era el correcto y que si seguía para adelante era porque iba a realizar alguna labor de repoblación forestal o de riego. Cogío el camino marcado y preguntó a una señora si había visto pasar a un grupo y esta le indicó que si y que habían pasado en determinada dirección . Debía referirse a otros pues unos500 metros mas adelante,
seguro de que el grupo no podía ir tan lejos recurrió al teléfono. Gracias a ello y tras continuas
marchas atrás en distintos desvíos y a los restos de olfato de guerrillero de las COES que le
queda, logró encontrarlos en la bella iglesia románica de Serantes y que merece
la pena contemplar y que compensó los kms extras que el guía nos obsequió.
En Paredes el guía hizo una parada y dijo que nos ibamos a desviar para ver una iglesia famosa. Allá marcharon todos menos el controlador de retaguardia que aprovechó la parada para darse crema solar. Cuando este continuó se encontró al grupo que ya venía de vuelta, por lo que interpretó que la iglesia estaba cerca, y no se enteró de lo que el guia le decía, ¿ que adónde iba ?, que por allí no era. Pensó que era una broma, por lo que siguió y trato de buscar entre los distintos espacios que encontró en el monte donde se podía encontrar la iglesia, igual se trataba de una pequeña capilla ?. Harto de buscar volvió sobre su pasos y no encontró a nadie, todos habían entendido que se había enterado de que el camino no era el correcto y que si seguía para adelante era porque iba a realizar alguna labor de repoblación forestal o de riego. Cogío el camino marcado y preguntó a una señora si había visto pasar a un grupo y esta le indicó que si y que habían pasado en determinada dirección . Debía referirse a otros pues unos
Entramos en el tramo mas bello y
gratificante, un recorrido pequeño bosque autóctono que es el parque forestal de Pena Corneira, con grandes rocas amontonadas, y en la cima , con una gran roca en forma de menhir que da nombre al parque. Dicha roca es un referente orográfico pues se divisa desde grandes distancias.
Pero una vez fuera de los árboles protectores
nos tropezamos con la crudeza del día, el calor era pegajoso y las fuentes que
fuimos encontrando a lo largo de la bajada hacia los molinos de Veronza no eran
suficientes para compensar la que perdíamos por el sudor. Incluso fue necesario
que nuestra experta en análisis de aguas aptas para consumo humano diera la voz
de alarma y que alguno no bebiera en una fuente con agua de color algo verdoso. Era tal la sed que hasta alguno llegó a beber algo.
El guía por el contrario nos recordaba que ibamos con bastante retraso según su estudio previo del
terreno, por lo que evitamos parar mucho.
Pasamos por Carballeda, delante de un bar
y fuimos capaces de pasar delante y no entrar, bueno la experta en aguas aprovechó para comprar unas botellas de
agua , pues como no llevaba el instrumental para analizar las fuentes
opto por no beber casi en ninguna.
Descendimos hasta San Cristobo, allí una
pateadora optó por esperarnos. Continuamos por la ribera del Avía convertido en
regato, la escasez de lluvia se hace notar.
Llegamos a Leiro sobre las 20 horas, el
gps nos daba una distancia de 34 km , 36,3 kms para el
despistado de turno,. El guía se quedó corto en sus cálculos iniciales.
Decimos darnos un homenaje en La Cañiza. Allí buscabamos establecimiento cuando un conocido de un
congostreño le recomendó uno, que era amigo suyo. Bueno, la cerveza exquisita,
pero el jamón y el queso dejaba mucho que desear, y los calamares, como solo tenían una ración
supieron a poco. Eso si, caro no fue, pero la
celebración de aniversario fue un reflejo de la situación que padecemos por doquier,
se recurre a lo barato con tal de
parecer competitivos y no se valora la calidad.
Marchamos todos deseándonos felices
reencuentros y demás fórmulas de cortesía adecuadas al momento y algo cansados
y ansiosos por coger la cama.
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