CRÓNICA PATEADA 170

Rio Barragán (Pazos de Borbén) 28/06/2014.

 Salimos apresurados del Almas Perdidas los catorce integrantes. Llegamos a Moscoso poco antes de las diez.
 Dejamos los coches en el recinto de la iglesia y nos dirigimos hacia Eirado-Lombas por un camino asfaltado. A pocos metros ya nos incorporamos al sendero marcado.
 En el inicio del sendero, nos encontramos un potrillo de corta edad, su madre y su tía. Estaban en una finca protegida por un muro de piedra que evitaba su huida. Era tal su estampa que nos quedamos prendados observándolos.
Un congostreño aprovechó el embeleso para ocultarse entre los helechos, esparramándose a todo lo largo del regato que había bajo el muro. Como todos lo descubrimos, dijo: ¡coño, iba a hacer una foto y me colé, no he visto el regato! La excusa de siempre.
 Continuamos por un sendero entre un bosque de robles llamado “Senda da Fraga do Barragán” del PR-G 164 en dirección “A Levada das de Maruxa”. El sendero estaba cuidado, marcado y protegido con vallas. También había puentes de madera. En uno de ellos, llamado “Ponte de Pau”, hicimos la foto de grupo.

 En esta ruta   todo tiene nombre y un rótulo explicativo. Pasadas las once, nos encontramos el caballo guardián de Freaza. Bonito lugar con casas nuevas y rehabilitadas. Seguimos por la ladera izquierda del río Freaza, justo por un sendero empedrado cargado de vegetación verde. Este sendero nos lleva a visitar una serie de molinos con nombre propio: “Muiño de Agosto”, cuyo nombre nos da el periodo de utilización. Desde aquí, un estrecho sendero de madera vallado, nos acerca al lugar donde tomaríamos el plátano.

 La lluvia se nos agotó, por lo que tuvimos que visitar los dos molinos cercanos a palo seco. Estaban separados del merendero por un ancho puente de madera sin nombre. “Muiño do Cubo” estaba totalmente operativo, sin embargo “Muiño do Trigo” estaba descuidado.

 El sendero siguiente estaba surcado de tubos protectores de árboles frutales autóctonos, plantados para decorar el camino cuando crezcan. En mitad del camino, fuimos saludados por dos perros cabreros que cuidaban su rebaño.

 Volvemos a Freaza después de surcar sus montes. Esta vez vamos a visitar una “Levada” (acueducto) representante de los muchos de la zona. De camino pasamos por senderos acolchados con musgo, pasos de piedra, que nos ayudan a cruzar los ríos y algún obstáculo de ramas caídas. ¿Qué ocurrió antes, la caída o que secase la rama? La rama caída estaba en un lugar llamado “Os pasos dos campos” que nos ayudan a cruzar la “Presa do Muiño Vello” luego cruzamos “A ponte de pedra” que curiosamente era un puente de piedra hasta un merendero donde las mesas estaban varios metros separados de los asientos. No invitaban a quedarse a pesar de estar cerca de la hora.

Aún quedaba el bañito antes del papeo. Un sendero desbrozado entre la retama, nos lleva a una pequeña catarata que vertía en un pequeño lago. En él se bañaron los más acalorados. Los más delicados del estómago dieron vuelta para continuar con la marcha más lenta.
 Cambiamos el sendero de Barragán por el “Sendeiro das Greas" unos kilómetros. En un puente de piedra, poco antes de seguir camino, se decide tomar asiento y dar rienda suelta a la gusa. Unos cuantos molinos, presas, pasos y puentes más, y llegamos a la esperada levada.

Pasamos por debajo y continuamos hasta “Casa Raiña” una construcción de piedra bajo tierra con tejado de paja. ¡No tenían cerveza! Pasaban quince minutos de las cuatro, cuando le dimos el parte al caballo controlador de Moscoso.

 Cinco minutos más tarde ya estábamos en lo mejor de las pateadas. Nos tomamos las cañas en el bar social del recinto de la iglesia de Moscoso.

 Desde aquí… cada mochuelo a su olivo. ¡Hasta la próxima! Abur…

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