CRÓNICA PATEADA 194



Era la primera vez que se organizaba una salida conjunta con otros  grupos de senderismo,            “ Camiñantes” de Vigo, viejos conocidos nuestros,  y “ En Ruta “ de Ourense , que en principio mandaron solo un   "ojeador",  este debió  de comunicar  buenas noticias  que el segundo día se incorporaron  5 senderistas y  último día aparecieron  4  más. Éramos 25 en el albergue  más los de Ourense que se alojaron en una casa de turismo rural.  Todos  los resquemores que había de cómo saldría  el evento, al final,  quedaron disipados, fue un éxito,  es agradable rodearse de gente que comparte  con uno la misma afición,  cierta complicidad por el respeto del medio ambiente, conocer flora, fauna,  geología  y lugares de interés comunitario de nuestra tierra,  que hace que el senderismo  sea algo más que la práctica de un deporte.

El Caurel aún no estaba en su clímax cromático, pero  en su conjunto presentaba una bella estampa que ya no nos sorprende, pero que nos sigue embargando. Son varios años acudiendo a estas tierras, quizás,  las que gozan de mayor aceptación de toda Galicia  entre los aficionados a la naturaleza, por sus contrastes,  sus montes de suave figura,  sus inmensos "soutos",   fragas o  "devesas"  de   bosques autóctonos, que desgraciadamente solo han quedado aquí.

Nos recibe Marta, que gestiona el albergue y que mantiene en buenas condiciones. Además  nos provee de castañas y nueces. 
En el mesón el Mirador degustamos unas cervezas acompañadas de autotapas ( las bandejas están al alcance de uno ) .  Saludamos a Paco el Forestal, un andaluz que podría pasar por un amish  americano, buen conocedor de los montes de la zona y de las rutas cerveceras.  

De lo acontecido reseñar  que las rutas fueron elegidas de forma muy acertada. Se conjugaba paisaje y lugares de interés, así como un equilibrio entre distancia y esfuerzo para las mismas.

La primera prometía tanto que en los primeros compases de la ruta los “locomotoros” se lanzaron y  pasaron de largo en un cruce  e hicieron unos 3 Km mas que el resto. Hay un cuestión,  a mi modo de entender, y es  que si la gente que va en cabeza se pierde es un problema de ellos, por el contrario,  si alguien de cola se pierde es culpa y responsabilidad  del guía. Por lo demás,  la ruta fue completa y agradable,  salvo algún susto que se llevan  los que van despistados  y confiados y no ven al “lobo feroz “. Visitamos una de las aldeas mejor restauradas del Caurel,  Seceda, situada en un alto,  y contemplamos desde allí,  a pesar de las nubes que amenazaban lluvia, el discurrir del río Lor,  así  como los  pueblos a las  faldas del  Penaboa  y Pía Páxaro. 

La cena para leñadores fue en Vilamor y se notó que el día había sido duro. Todo lo que traían  se devoraba: empanada, pimientos, truchas, ensalada, caldo,  mejillones, jabalí con castañas,  carnes asadas,  y postres. Y después de cenar,  casi todo el mundo para la cama,   menos los futboleros que se quedaron  a ver terminar  el partido del Celta, era tal el cansancio de algunos que ni se despertaron cuando los futboleros gritaron el gol de la victoria del Celta.

El segundo día vamos en dirección A Froxán, siguiendo el discurrir del río Lor.  A veces por cortados con balcones sobre el valle que  permiten disfrutar del paisaje. Llegamos a Vilar, junto a Xan, habitante solitario que sigue manteniendo su laborioso museo etnográfico y parece que el tiempo no pasa  por él, ya sobrepasa los 90 años. Este se interesa por la ruta que estamos haciendo y hace comentarios sobre las rutas que hay por la zona. Incluso se permitió ridiculizar a los guías que tienen pasado por allí, " que están  puestos por la Diputación y que no conocen la zona y no tienen ni idea ". Discrepó con el nuestro y no compartió el trazado de la ruta. “Vaya guía levades”   soltó a los  últimos cuando ya abandonábamos el lugar. Pero en este punto hay que romper una lanza a favor de los guías y por  el nuestro en particular, la gente de las aldeas no entienden que se ande por senderos medios perdidos  y no  abrazar el progreso y los avances  de la civilización e ir por  cómodas carreteras, siempre que preguntes  en algún  lugar remoto te soltaran  un  “ ¡¡¡ ides mellor pola carretera !!!!  ”, aún recuerdo que en  una ocasión preguntamos a un parroquiano sobre si el camino que llevamos tenía salida al río y este contestó “ en coche no”. 
A la vuelta de Froxán tenemos que sufrir la parte mas dura de la ruta,  en Vilamor celebran un magosto, y en el mesón acompañan las cervezas con bandejas con jamón asado. Es tan duro este tramo de la ruta que algunos abandonan al resto y se queda allí recuperándose a base de vino,  cerveza y castañas. Y díó resultado, al llegar cerca de Folgoso nos  estaban esperando.

Cena de leñadores  de nuevo. Pero hoy el personal está menos cansados. Aún quedan fuerzas para  que los ruteros de Ourense secundados por algún camiñante sigan de marcha después de la cena.

El último día se deja para hacer la ruta “Da Cubela”  por los cañones del Sil, desde Augamestas. Allí nos esperaban los refuerzos de” En Ruta”  llegados directamente desde Ourense , para  equilibrar las  fuerzas entre los tres grupos.

   Cargando las mochilas y bolsos de viajes para marchar del alberge,  un perro  comprueba que la mochila de un senderista no está “bautizada” o que le “cheira mal”, el perro procede  automáticamente a “bautizarla” ante el atónito propietario de la misma.

La ruta  es corta, aunque para algunos no tanto.  Discurre a orillas del Sil, allí donde recibe  al río Lor,  y nos lleva hasta los famosos meandros  de la Cubela.  Fotos obligadas.
En la subida el grupo se alarga. Los locomotoros esta vez encuentran un obstáculo insalvable y optan por esperar al resto a la puerta del bar-tienda de Torbeo  degustando unas cervezas.  La tienda conserva  una estética de época,  con una distribución ordenada,  a un lado las cajas de ultramarinos, en el centro las de calzado y al fondo  las de productos agrícolas. Decidimos parar todos y provocamos un shock a los pobres señores,  ya mayores, que regenta el negocio, no dan abasto con tanta petición de cervezas, miel  y sobre todo  nueces,  que  tienen que ir a buscar otro saco. La tarea es minuciosa, hay que ir llenando bolsas y pesando en una báscula  de pesas.

El regreso es cuesta abajo y no presenta mayor problema, bueno si, hay la posibilidad de adentrarse en el majestuoso bosque, pero la mayoría sigue la ruta oficial y marcada, subiendo solo varios hasta San Lorenzo y  disfrutando del espléndido  bosque.

Al bajar  y llegado al punto de salida algunos ya han marchado. Como no fue posible despedirnos de todos vaya desde aquí un cordial saludo, no veremos  en futuras rutas.

Por último, felicitar a María “Faladora” por el coraje mostrado, supone una hazaña personal  volver a salir y  hacer la ruta y sin haberse quedado atrás. Sigue así ¡¡¡

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