Producciones cinematográficas Congostra presenta:
MENOS MAL QUE NOS
QUEDA PORTUGAL
Argumento: Un grupo
de senderistas, que para evitar ser reconocidos se hacen llamar Congostra (como
si fuesen un grupo de rock), deciden irse de caminata a Chaviâo, en Portugal.
Llegan sobre las 10
de la mañana al punto de encuentro. La primera escena es de película de acción.
Aún no había empezado la caminata cuando de repente, una congostreña
flacuchenta ataca vilmente y por la espalda a un congostreño camuflado.
Forcejeos, agarrones, momentos de tensión. La flacuchenta queda cabeza abajo en
posición vertical sin que se vea claro cómo rematará semejante esperpento.
Finalmente, la flacuchenta logra escabullirse, mientras que el congostreño
camuflado jura que la venganza será terrible.
A eso de las 10:15
empiezan a caminar. Comienzan atravesando un grupo de casas, tras lo cual dan
con unos charcos de notable tamaño, que pondrán a prueba el Goretex de sus
botas. Más tarde, llegan a Gaviaês, después de que un congostreño tuviese que
abrir una verja que cerraba el paso del ganado. ¿pastoreaba este congostreño a su
particular rebaño? El paisaje que se admira es a base de parcelas escalonadas,
muy verdes, de bonita impresión visual.
Llegados a este
punto, los protagonistas se pasean en fila india por un caminito que resulta no
dar a ninguna parte. El guía que los conduce se hace la picha un lío con el GPS
y finalmente acaban dando vuelta por otro sitio. Allí contemplan un grupo de
ovejas y la única que bala resulta ser una oveja negra, que está apartada del
grupo, como suele pasar con todo tipo de ovejas negras en la vida. Alguno del
grupo dice que a este paso se les va a hacer de noche, a lo que una congostreña
que siempre impone su verdad le responde: “No me seas nube negra”.
En la escena
siguiente de la película, los protagonistas llegan a Sovilao da Seara, donde hacen
una pequeña parada en un cruce con parada de autobús, donde un par de
congostreñas radicales se ponen en sujetador. Por lo visto nadie les ha
explicado que Portugal sigue siendo un país de fuerte raíz católica y que los
vecinos pueden sentirse “moito chocado” o sea, muy escandalizados. Pero a ellas
les da igual, porque, según parece, son heavys.
Posteriormente, los
congostreños llegan a Venzemal, que no debe confundirse con el delantero del
Real Madrid. Y más adelante, llegan a otro pueblo llamado Vilares, con una
pequeña iglesia al lado de la cual hay una mesa de piedra y un pequeño muro,
donde los protagonistas se sientan a merendar. Un congostreño irreverente toca
la campana de la iglesia y se da a la fuga con una sonrisa siniestra. Otra de
las congostreñas radicales vuelve a ponerse en sujetador.
Más adelante en su
caminata, los congostreños llegan hasta un grupo de árboles en círculo, todos
muy juntos, que es, según dicen, un lugar de oración. Entran todos los
congostreños dentro del círculo y uno de ellos, al parecer, un místico, les
explica que cierren los ojos y piensen en cosas místicas. Todos los
congostreños cierran los ojos, menos una de las congostreñas, que encima se
ríe. Tras unos segundos en los que no se sabe en qué estarían pensando con los
ojos cerrados, uno del grupo le espeta al místico: “Me parece que solo ti tes
os ollos pechados”. Y así, roto de manera tan prosaica el encanto, los
congostreños siguen con la caminata.
Tras esto, el grupo
llega hasta las inmediaciones de una vaca con una cornamenta que suscita todo
tipo de comentarios entre la congostrada. Y siguiendo el camino, encuentran en
el hueco de un árbol a un maniquí con forma de mujer que simula querer salir
del árbol. Muy raro, o como dirían allí “muito esquisito”.
Y entonces se produce
un nuevo ataque de la congostreña flacuchenta, esta vez repelido por la sufrida
víctima, el congostreño camuflado. Se desconoce el motivo de esa fijación de la
flacuchenta con el congostreño camuflado. Se especula con varias teorías: ella
tuvo una infancia en la que la golpeó un militar y ahora se venga con este
congostreño; otra según la cual ella no está vacunada contra la rabia; e
incluso hay otra más que dice que confunde al congostreño camuflado con un
antiguo novio que la mandó al carallo. Sea como fuese, a la flacuchenta se la
ve bastante perjudicada de la cabeza, sin que el mártir de su marido consiga
hacer nada al respecto.
Subiendo una
pendiente, un congostreño refunfuñón, contrariado por tener que subir la
cuesta, murmura: “somos senderistas, no montañistas”. Pero sube la cuesta,
porque lo que no puede ser, no puede ser y además, es imposible.
Avanzando por el
bosque, llega la hora de comer. Resulta ser un momento surrealista. Las dos
congostreñas radicales vuelven a ponerse en sujetador. Después del día
internacional de la mujer trabajadora ¿sería ese día el de la mujer
en sujetador? Añádase a esto, que, tras la cuchipanda campestre, un congostreño
vestido como si fuese a hacer barranquismo, se tumba a la bartola y se pone a
fumar. Debe ser para abrir los pulmones. Posteriormente, llega una mujer del
grupo repartiendo unos suculentos bollos por doquier.
Prosiguen la caminata
estos personajes, pero con alguna dificultad en las piernas, por tener que
hacer la digestión de los bollos, chocolates, etc, durante una subida.
El guía,
que va a acompañado de otro que echa humo en la
subida, y que han dejando al resto del grupo retrasados,
l legan a Corno do Bico, donde contemplan una especie de puesto de
vigilancia forestal en ruinas y un mirador. Alli se en
encuentran 2 senderistas, que creen que son portugueses, y
les saluda a lo lejos con un "bon día" y oyen por lo
bajo, "ah son portugueses" . Cual es la sorpresa al acercarse
de que es una antigua senderista que comenzó sus andanzas con ellos hace
mas de 10 años y que va acompañada por otro senderista de club reconocido
de Vigo y conocido de pateador humeante. El resto del grupo va
llegando, algunos suben hasta lo alto del puesto como si esperasen encontrar
allí un billete de 500 euros, pero se tienen que conformar con hacerse una foto
en la escalera. Luego llegan a un mirador y 3 de los congostreños se desmarcan
del grupo para ir a mirar desde unos penedos avanzados.
Siguiendo con la
aventura, llegan a Lameiro das Cebolas, en donde se paran, sentándose en el
suelo tras una empinada bajada que incluye resbalones. Llegan hasta un gran
estanque con un puente que lo cruza por un lado, y al poco vuelven a
encontrarse con unas vacas de cornamenta impresionante. Los comentarios no se
hacen esperar: “uns cornos coma os que poñen as mulleres”.
Y llegan las 6:30 de
la tarde cuando los congostreños alcanzan sus coches. Otra vez las mismas dos
en sujetador. Un congostreño sin pelo también se apunta a esta moda
y se despelota de cintura para arriba. Uno incluso se cambia de
calzoncillos. El congostreño camuflado le hace
estiramientos a la flacuchenta, en lugar de aprovechar la situación para acabar
con ella definitivamente. Non se pode ser vos, rapaciño.
Se van al pueblo
cercano a tomar las cervezas que les pide el cuerpo, acompañadas de unas bicas
y hojaldres. De nada les han servido las calorías quemadas en la caminata,
porque ya las han recuperado en pocos minutos.
MENOS MAL QUE NOS
QUEDA PORTUGAL es una película que nos muestra las contradicciones de unos
senderistas que no saben por donde andan, ni por qué se pelean unos con otras,
ni por qué enseñan tanto el sujetador ni para qué queman calorías si
las recuperan al instante. En resumen, la sociedad moderna que no sabe lo que
hace. Esta película ha recibido dos premios Óscar: mejor actor, para señor del
GPS, por su papel de guía dubitativo, que tan pronto va para delante como para
atrás, tan pronto hacia la derecha como dando media vuelta y yendo a
la izquierda; y el de mejor vestuario, para el personaje camuflado, por su ropa
militar.
CONTINUARÁ.......
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