Ruta do Xabriña
(Paraños-Covelo) 01/12/2018
Nos
encontramos en una especie de alameda en Paraños, salvo unos que se quedaron en
la iglesia, por algún malentendido. Después de un rato y unos pasitos, logramos
encontrarnos.
La salida se
hace bajo las primeras gotas del día, los coloridos paraguas cubren el camino.
Un enorme cruceiro de piedra es la primera imagen pedestre que encontramos,
luego nos adentramos de lleno en una ruta típicamente gallega. El hilo
conductor es el Río Xabriña, afluente del Tea.
Un letrero
colgado en un árbol llamaba la atención del caminante invitándole a otear los
árboles en busca de nidos de abejas velutinas o asiáticas para comunicarlo y
erradicar esta plaga.
Nos espera una
ruta etnográfica de paisajes con un perdido patrimonio basado en la abeja que
afecta a las poblaciones de Paraños, Prado y A Lamosa. Eran auténticos pioneros
en la elaboración de miel y sobre todo de la cera. Contaban para ello con la inestimable
ayuda del agua del Xabriña. Esto solo se entiende si conoces cómo se elabora la
cera.
El primer
molino es el Fundego, del que se conservan las paredes y la enorme y redonda
piedra de moler. Muchos molinos en este estado, junto con pequeñas cascadas y
abundantes puentes adornan el fluir del río.
En una zona
llamada Ponte do Roupeiro, rehabilitaron “o Muiño de Ponte” que ha quedado
plenamente operativo, aunque lo ponen en funcionamiento en contadas ocasiones.
En el
trayecto, llamaba la atención del caminante, un tubo de acero de pequeñas
dimensiones, que clavado a un tronco de un árbol, hacía las veces de fuente, estaba
tan bien logrado, que incluso salía agua. También sorprendía que los antiguos
canales que abastecían de agua a los molinos, todavía estuvieran cargados de
torrentes de agua.
En algún lugar
del camino se encontraba el infierno, solo que con tanta lluvia estaba apagado,
lo llamaban ahora “Pozo do Demo”. Se
trata de un lugar profundo y estrecho en el transcurso del Xabriña. Cerca
estaba la desembocadura del Río Azal, que vierte sus aguas en el Xabriña.
En la subida,
un curioso congostreño se arriesga para leer un letrero clavado a orillas del
río, se da un resbalón que casi se baña en el río. Cuando llega al letrero lee:
“No acercarse, peligro de resbalones”.
Quince minutos
antes de las doce, alguien dijo que era buena hora y un buen lugar para tomar
el plátano. La moción fue aprobada por unanimidad. En presencia de una pequeña
cascada, en el borde del río, nos tomamos un descanso y un plátano.
El suelo
húmedo ofrecía buenas condiciones para las setas. Grandes y pequeñas,
comestibles y alucinógenas, coloreadas y apagadas, todas buscaban su
oportunidad para salir a la luz. Un congostreño aprovechó para recolectar la
cena.
Nos salimos
del margen del río, para visitar “o Conxunto Etnográfico do Campado”. Nos
recibía la Virgen del Rosario, cobijada en un santuario de piedra y adornada
con incorruptibles flores de plástico. Resultó ser una serie de edificaciones
de soberbias piedras cubiertas de musgo señalizadas con un letrero para que no
pasasen desapercibidas.
Salimos desde
Aldea de Abaixo, cruzamos la carretera hacia Aldea de Arriba. Los hongos
adornaban los troncos viejos, mientras que la Virgen del Rosario hacía lo mismo
en lo alto de los viejos portales. Seguimos subiendo por un bosque dónde los
acebos estaban en su esplendor. Lucían hojas fuertes y verdes y sus frutos en
forma de bolas rojas.
Llegamos a un
mirador, pero miramos poco porque soplaba un viento fresquete. En la bajada,
alguien se resbaló e hizo una buena sentada. Lo que más duele es que te vean,
ignoro por qué ese falso pudor, porque todo el mundo se cae alguna vez en su
vida. ¡Ah, pero si no te ven no cuenta!
Llegamos a
Corzós, cerca de la carretera, pero lo rodeamos, luego atravesamos la N-120 que
va a Logroño y llegamos hasta A Lamosa. Nos hicimos una foto junto a un
indicador que ponía CONGOSTRA. Nos
hacía mucha ilusión, no sé por qué. Después de dar una vuelta por el entorno,
localizamos el Bar Cuartel, donde colonizamos la zona de fumadores y nos
tomamos los bocatas. Lo regamos con unas frescas cervecitas. El Celta y el
Huesca, jugaban en Balaidos, según se veía en el televisor, con un resultado de
2-0. La dueña del bar nos regala el postre, unas filloas de sangre.
Volvemos al
río hasta “Ponte dos Chozos”, allí, un congostreño poco acostumbrado a los ríos
de pesca, se sorprende al ver un letrero que dice: “Tramo libre sen morte”, al
leerlo, dice: “joder, é unha tranquilidá”, podes esnaquizarte, pero morrer, non
morres”.
De regreso a
los coches, nos encontramos un motocarro de tres ruedas, clavado en un jardín
haciendo de florero. En otro cercado, otro congostreño saluda a un erguido
cabrón (o macho cabrío, que suena mejor), El animal, era de color blanco con su
perillita y una bonita perrera sobre los ojos, (como "Buffalo Bill").
Intentaron que se comiese una manzana, pero después del primer bocado, la dejó
en el suelo. Al rato, sale de la cuadra una hembra con dos cabritillos. No
confiaba mucho en su marido, según se deduce de la cornamenta.
A la llegada,
nos encontramos con Lolo, un lugareño con interés en la zona y con grandes
conocimientos de su historia. Mientras intentábamos localizar el lagar de la
cera, él se ofreció a contarnos sus características. Acordamos que por 1€ por
cabeza nos desplazaríamos al Museo de Cera nos contaría toda la
historia. Le preguntamos que cuanto tiempo llevaba, y contestó que dependía del aguante que tuvieramos, que si le dabamos rollo era capaz de estar 3 horas.
Así fue, demostró grandes conocimientos, tanto botánicos, etnográficos, históricos, culturales, intercalando algún comentario chistoso e ingenioso de vez en cuando.
Nos explicó una
interesante historia de la simbiosis entre las abejas y la gente del pueblo que
explotaba la miel y la cera. Era difícil no ver cómo mientras explicaba de
forma amena, abría un quinto o sexto orificio a la bolsillera de una sudadera de
tipo canguro.
Volvemos al
lagar, para completar la explicación. Una vez dentro, se sube a caballo de un
tronco de madera y desde allí y alumbrado con algunos frontales, comienza otra
vez: “Hola, eu son Lolo”, seguido de risas… Mientras contaba: “O lagar da cera
consta principalmente dunha prensa composta por unha trabe de madeira duns sete
metros de longo, o taco de prensar, o chapuzo, un contrapeso cilíndrico de
pedra e un fuso de madeira torneada como a que tedes ahí”. Las luces cambian de
dirección, para enfocar a un congosgtreño que aprovechaba la oscuridad para
cambiarse la camiseta. Al verse enfocado, reacciona como un conejo al que le
enfocan las largas en una carretera, y se tapa pudoroso con la camiseta que iba
a ponerse. Saltaron diversas carcajadas por lo inesperado de la situación, pero
Lolo continúa: “completan a instalación, unha caldeira de cobre para ferver os favos
de cera misturados coa auga e varias pias de pedra como as que tedes a esquerda”,
haciendo que se enfocase en esa dirección. Una congostreña que se había sentado
allí para atender descansadita, al verse enfocada, se le desliza el culo al
fondo de la pila y lanza un grito, pero Lolo sigue: “para decantar a cera e
separala da auga e outras, en ringleira contra as paredes, para enfriar a cera”.
Las cervecitas
y otras bebidas calientes, se tomaron en el Restaurante La Pradera, esta vez
nos pusieron más pinchos que la última pateada de Portugal ¿eh?: tortilla,
empanada, sándwiches, bollos y galletas. ¡Aquí si se puede repetir!
Desde aquí, después
de abrazos y besos…
cada mochuelo
a su olivo,
¡Hasta la
próxima! Agur…
1 comentario:
Bonita pateada y espectacular crónica.... FELICES FIESTAS A TODOS LOS CONGOSTREÑOS. Unha apreta
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