CRÓNICA PATEADA 254


Ruta do Xabriña (Paraños-Covelo) 01/12/2018


Nos encontramos en una especie de alameda en Paraños, salvo unos que se quedaron en la iglesia, por algún malentendido. Después de un rato y unos pasitos, logramos encontrarnos. 

La salida se hace bajo las primeras gotas del día, los coloridos paraguas cubren el camino. Un enorme cruceiro de piedra es la primera imagen pedestre que encontramos, luego nos adentramos de lleno en una ruta típicamente gallega. El hilo conductor es el Río Xabriña, afluente del Tea. 

Un letrero colgado en un árbol llamaba la atención del caminante invitándole a otear los árboles en busca de nidos de abejas velutinas o asiáticas para comunicarlo y erradicar esta plaga. 

Nos espera una ruta etnográfica de paisajes con un perdido patrimonio basado en la abeja que afecta a las poblaciones de Paraños, Prado y A Lamosa. Eran auténticos pioneros en la elaboración de miel y sobre todo de la cera. Contaban para ello con la inestimable ayuda del agua del Xabriña. Esto solo se entiende si conoces cómo se elabora la cera. 

El primer molino es el Fundego, del que se conservan las paredes y la enorme y redonda piedra de moler. Muchos molinos en este estado, junto con pequeñas cascadas y abundantes puentes adornan el fluir del río. 

En una zona llamada Ponte do Roupeiro, rehabilitaron “o Muiño de Ponte” que ha quedado plenamente operativo, aunque lo ponen en funcionamiento en contadas ocasiones. 

En el trayecto, llamaba la atención del caminante, un tubo de acero de pequeñas dimensiones, que clavado a un tronco de un árbol, hacía las veces de fuente, estaba tan bien logrado, que incluso salía agua. También sorprendía que los antiguos canales que abastecían de agua a los molinos, todavía estuvieran cargados de torrentes de agua. 

En algún lugar del camino se encontraba el infierno, solo que con tanta lluvia estaba apagado, lo llamaban ahora “Pozo do Demo”.  Se trata de un lugar profundo y estrecho en el transcurso del Xabriña. Cerca estaba la desembocadura del Río Azal, que vierte sus aguas en el Xabriña. 

En la subida, un curioso congostreño se arriesga para leer un letrero clavado a orillas del río, se da un resbalón que casi se baña en el río. Cuando llega al letrero lee: “No  acercarse, peligro de resbalones”.
Quince minutos antes de las doce, alguien dijo que era buena hora y un buen lugar para tomar el plátano. La moción  fue aprobada por unanimidad. En presencia de una pequeña cascada, en el borde del río, nos tomamos un descanso y un plátano. 

El suelo húmedo ofrecía buenas condiciones para las setas. Grandes y pequeñas, comestibles y alucinógenas, coloreadas y apagadas, todas buscaban su oportunidad para salir a la luz. Un congostreño aprovechó para recolectar la cena.

Nos salimos del margen del río, para visitar “o Conxunto Etnográfico do Campado”. Nos recibía la Virgen del Rosario, cobijada en un santuario de piedra y adornada con incorruptibles flores de plástico. Resultó ser una serie de edificaciones de soberbias piedras cubiertas de musgo señalizadas con un letrero para que no pasasen desapercibidas. 

Salimos desde Aldea de Abaixo, cruzamos la carretera hacia Aldea de Arriba. Los hongos adornaban los troncos viejos, mientras que la Virgen del Rosario hacía lo mismo en lo alto de los viejos portales. Seguimos subiendo por un bosque dónde los acebos estaban en su esplendor. Lucían hojas fuertes y verdes y sus frutos en forma de bolas rojas. 

Llegamos a un mirador, pero miramos poco porque soplaba un viento fresquete. En la bajada, alguien se resbaló e hizo una buena sentada. Lo que más duele es que te vean, ignoro por qué ese falso pudor, porque todo el mundo se cae alguna vez en su vida. ¡Ah, pero si no te ven no cuenta! 

Llegamos a Corzós, cerca de la carretera, pero lo rodeamos, luego atravesamos la N-120 que va a Logroño y llegamos hasta A Lamosa. Nos hicimos una foto junto a un indicador que ponía CONGOSTRA. Nos hacía mucha ilusión, no sé por qué. Después de dar una vuelta por el entorno, localizamos el Bar Cuartel, donde colonizamos la zona de fumadores y nos tomamos los bocatas. Lo regamos con unas frescas cervecitas. El Celta y el Huesca, jugaban en Balaidos, según se veía en el televisor, con un resultado de 2-0. La dueña del bar nos regala el postre, unas filloas de sangre. 

Volvemos al río hasta “Ponte dos Chozos”, allí, un congostreño poco acostumbrado a los ríos de pesca, se sorprende al ver un letrero que dice: “Tramo libre sen morte”, al leerlo, dice: “joder, é unha tranquilidá”, podes esnaquizarte, pero morrer, non morres”. 

De regreso a los coches, nos encontramos un motocarro de tres ruedas, clavado en un jardín haciendo de florero. En otro cercado, otro congostreño saluda a un erguido cabrón (o macho cabrío, que suena mejor), El animal, era de color blanco con su perillita y una bonita perrera sobre los ojos, (como "Buffalo Bill"). Intentaron que se comiese una manzana, pero después del primer bocado, la dejó en el suelo. Al rato, sale de la cuadra una hembra con dos cabritillos. No confiaba mucho en su marido, según se deduce de la cornamenta. 

A la llegada, nos encontramos con Lolo, un lugareño con interés en la zona y con grandes conocimientos de su historia. Mientras intentábamos localizar el lagar de la cera, él se ofreció a contarnos sus características. Acordamos que por 1€ por cabeza nos desplazaríamos al Museo de Cera nos contaría toda la historia. Le preguntamos que cuanto tiempo llevaba, y contestó que dependía del aguante que tuvieramos, que si le dabamos rollo era capaz de estar 3 horas.

Así fue, demostró grandes conocimientos, tanto botánicos, etnográficos, históricos, culturales, intercalando algún comentario chistoso e ingenioso  de vez en cuando. 
Nos explicó una interesante historia de la simbiosis entre las abejas y la gente del pueblo que explotaba la miel y la cera. Era difícil no ver cómo mientras explicaba de forma amena, abría un quinto o sexto  orificio a la bolsillera de una sudadera de tipo canguro. 

Volvemos al lagar, para completar la explicación. Una vez dentro, se sube a caballo de un tronco de madera y desde allí y alumbrado con algunos frontales, comienza otra vez: “Hola, eu son Lolo”, seguido de risas… Mientras contaba: “O lagar da cera consta principalmente dunha prensa composta por unha trabe de madeira duns sete metros de longo, o taco de prensar, o chapuzo, un contrapeso cilíndrico de pedra e un fuso de madeira torneada como a que tedes ahí”. Las luces cambian de dirección, para enfocar a un congosgtreño que aprovechaba la oscuridad para cambiarse la camiseta. Al verse enfocado, reacciona como un conejo al que le enfocan las largas en una carretera, y se tapa pudoroso con la camiseta que iba a ponerse. Saltaron diversas carcajadas por lo inesperado de la situación, pero Lolo continúa: “completan a instalación, unha caldeira de cobre para ferver os favos de cera misturados coa auga e varias pias de pedra como as que tedes a esquerda”, haciendo que se enfocase en esa dirección. Una congostreña que se había sentado allí para atender descansadita, al verse enfocada, se le desliza el culo al fondo de la pila y lanza un grito, pero Lolo sigue: “para decantar a cera e separala da auga e outras, en ringleira contra as paredes, para enfriar a cera”. 

Las cervecitas y otras bebidas calientes, se tomaron en el Restaurante La Pradera, esta vez nos pusieron más pinchos que la última pateada de Portugal ¿eh?: tortilla, empanada, sándwiches, bollos y galletas. ¡Aquí si se puede repetir!



Desde aquí, después de abrazos y besos…

cada mochuelo a su olivo,

¡Hasta la próxima! Agur…

1 comentario:

Unknown dijo...

Bonita pateada y espectacular crónica.... FELICES FIESTAS A TODOS LOS CONGOSTREÑOS. Unha apreta